Mittwoch, 19. November 2008

Sin habla

"Kan du laver copier af noglen?", balbucée ayer en la tienda de un cerrajero. Quería hacer un juego de copias de mis llaves y busqué esforzadamente por las palabras danesas y su correcta, o por lo menos entendible, pronunciación. El cerrajero me contestó amablemente en danés, y cuando se dio cuenta que no lo había entendido, cambió a un inglés bastante fluído.
Es una situación típica en Dinamarca. Es difícil encontrar un danés que no sepa hablar inglés, y la mayoría lo hace bastante bien. El idioma oficial en Dinamarca es el danés, un idioma escandinavo no tan fácil de aprender porque la mitad de sus sílabas no se pronuncian o se ligan como en francés. Pero para ubicarse en la vida diaria, casi no es necesario saber el idioma nacional: el cerrajero, el vendedor, el mecánico o la cajera, todas ellos te pueden contestar en inglés. Como además estudio en un programa de la universidad que es únicamente en ingles, y como estudio con 43 personas de 26 países, y los dos chicos daneses en mi programa hablan mejor inglés que los gringos, entonces ya se imaginan: mis conocimientos del idioma danés, aun después de tres meses en Arhus, son más que pobres. Aunque no lo necesito para poder manejarme en mi vida cotidiana, ni para pasar mis examenes en la universidad, he decidido tomar un curso de danés. Porque entre ellos los daneses no hablan inglés, sino danés. Porque todos los periódicos, los avisos en la calle, todos los programas de radio o TV están en danés. Es decir, si mínimamente quiero enterarme de la vida pública aca, tengo que saber danés. No todos los estudiantes extranjeros sienten este aislamiento socio-linguístico de la misma manera, pero a mí que siempre me he procurado integrar en e interesarme por las sociedades en las cuales me tocó vivir, me disgusta mi no saber expresarme en el idioma del lugar. Y me parece raro que estando en un lugar, estudio la globalización con gente del todo el mundo y estoy - a través de Internet - mucho más enterada de la vida pública en Perú, Alemania, Suiza que del lugar donde vivo actualmente.

Pero el problema es serio. Hasta nuestro profesor de danés es tan buena persona que prefiere hablarnos en inglés para explicarnos los adentros de la gramática danesa - él no nos quiere hacer sufrir demasiado con el idioma. Pero alguna vez se ha aprendido un idioma extranjero - en edad adulta - sin sufrimiento ? "Díganles a mis compatriotas que les hablen en danés y no en inglés", nos anima el profesor cuando en el curso de idioma nos quejamos de la poca oportunidad que tenemos de hablar danés en la vida real. Así que cada vez me armo de un diccionario y de una frase pre-meditada en el idioma extranjero cuando tengo que hacer algún trámite. Casi nunca logro hablar más de dos frases en danés antes de que cambiemos al inglés - porque es más fácil para los dos lados recurrir a esta lingua franca. Solo tengo un amigo que cuando lo veo los dos repetimos las frases daneses como si fuéramos bebes que aprenden a hablar, tratamos de indicar con los dedos que queremos decir o recurrimos hasta a anotar las palabras que no entendemos Es Aziz, el duenho del kiosco frente a mi casa. Aziz es de orígen iraní y vino hace 20 anhos a Dinamarca. Directo, sin escala en Londres.

Donnerstag, 13. November 2008

Primeras lecturas

Mi introducción a la literatura danesa la debo a Helle Helmersen y Kirsten Ahlburg. Sospecho que ningún danés conoce el nombre de estas autoras, pero cualquier extranjero que alguna vez trató de pasar el examen del primer módulo del curso de danés, está familiar con sus novelas. Son escritos en frases simples sin conjugaciones , todo en el tiempo presente, y obligatorias. Para el examen, el estudiante tiene que saber contarlas - en danés, por supuesto. Son como el primer acercamiento a la cultura danesa para extranjeros y delatan mucho sobre como una sociedad se ve a si mismo. Por ejemplo me imagino que un libro equivalente peruano, dirigido a extranjeros para que aprendan sus primeras palabras peruano-castellanas, mencionaría a los incas en primer lugar porque esta es la auto-imagen creada - no obstante del racismo real . Del mismo modo estos libritos no hablan sobre como es la vida en Dinamarca, sino delatan sobre como una cultura quiere ser vista o se ve a si misma. Por eso vale echar una mirada sobre mis primeras lecturas danesas.

El primer librito se llama "Ir en bicicleta" y es sobre Peter que después del trabajo va en bicicleta a su casa. Una moto se le acerca y su chofer le roba su bolso y su chaqueta. Peter se cae y queda tumbado en una fosa al lado de la carretera, hasta que un camionero lo ve y lo lleva al hospital. Mas tarde resulta que el mismo camionero, por casualidad, encuentra el bolso y la chaqueta de Peter en un bosque y se lo trae de vuelta a la casa.

El segundo libro se llama "Un viaje largo" , y es sobre un ninho kurdo, cuyo padre está en la cárcel. Su madre manda al chico como ilegal para Suecia, pero el coyote lo deja votado una noche de invierno en una carretera de Dinamarca. Pasa una enfermera camino a su casa y lo lleva al hospital y después a su casa. Al final hasta acompanha al chico para Suecia donde se encuentra su familia kurda.

El tercero es mi libro favorito. "Debes ayudar a Thea". Esta frase resuena en la cabeza de una jóven, que después de haber sido abandonado por su novio, cae mentalmente enferma y tiene que tomar sicofármacos. En el parque conoce una madre con su bebe, el bebe se llama Thea. La joven se imagina que debe ayudar a labebe y la roba. Despues de unas horas la devuelve.

Cuando repaso mis aprendizajes de estas lecturas me queda con algunas imagenes y palabras dominantes: gente que va en bicicleta y que le gusta ayudar al otro; un pais donde refugiados son bien tratados; y un pais donde es normal padecer un mal síquico.

Mittwoch, 12. November 2008

Querella entre scandinavos

"Me parece horrible en Dinamarca", me dice Hanna, una joven finlandesa. Ella vino desde Helsinki a Arhus hace 3 anhos para estudiar medicina. Una buena oportunidad para averiguar algunos lados sombríos de este paraíso terrenal, dizque estado de bienestar, en el cuál me parece que me imagino. Así que insisto en que Hanna me cuente más sobre sus inconformidades. " El idioma es tan difícil", se queja ella. Le doy toda la razón. El idioma danés esa algo como un francés nórdico, solo con menos encanto. Por lo menos la mitad de sus sílabas no se pronuncian. Pero me temo, que el idioma finlandés no es nada despreciable tampoco en cuánto al grado de excentricidad para un extranjero. Así que sigo insistiendo "esto es todo ?". "No", dice y se pone a reflexionar porqué tanto le disgusta Dinamarca. Largo tiempo. Pide ayuda a su novio que está de visita desde Finlandia. Este la secunda. "Es más difícil conseguir productos sin lácteos", dice. El chico es alérgico a lácteos. "Y las chicas son más bonitas en Finlandia", anhade. Mientras que Hanna, su novia, sigue reflexionando. No parece tan fácil concretizar su disgusto con el país donde vive. Por fin una gran risa se expande sobre su rostro. Encontró una explicación para su malestar cultural. "Los daneses no tienen una cultura de sauna, esto es", dice con una voz triunfante.